Sombras

viernes, junio 24, 2011

CERVERA DEL RIO ALHAMA – Bodeguillas de San Miguel -

12-P 61X46
Año 2009

Paisaje bucólico del pueblo de Cervera de las bodeguillas del barrio de San Miguel por la tarde en un día de verano.
Se podría hacer la ruta de las pequeñas bodeguillas en el pueblo para dar realce a los vinos garnacha cosecheros que poco apoco se van perdiendo, muchas de sus cuevas o bodeguillas seguramente ya no existen, por lo menos no veo que sus dueños las tengan como bodega de vino, algunas han dado paso al ladrillo de residencias unifamiliares por ser más rentable, ahora nos van más los bares de postín, talvez sea una nota normal el tiempo no perdona a nadie ni a nada, se les está comiendo el terreno el propio pueblo, actualmente aún se puede transitar por él por caminos rurales, estamos en el 2011 y no todo en este barrio es deshacer, se puede disfrutar de unas piscinas estupendas aparte de un frontón, dos pistas de tenis y un complejo escolar. En mis 24 años (allá 1955) muchas veces al final de un almuerzo siempre había un amigo cosechero bodeguero que nos convidaba a tomar unos vinos de sus barricas de vino de garnacha escanciado en una jarra de barro y servido en un vaso (un gordo) de donde bebíamos todos sin perjuicios; no quiero juzgar si el vino era mejor o peor que el de ahora, no le dábamos tiempo ni al aireado de sus fragancias, pero el gusto que le sacábamos era de muerte y las canciones que entonábamos todos a una que ni el Trío Calavera nos superaba en el canto, nosotros los jóvenes, seguramente bebíamos más vino que cerveza en aquel tiempo, alguna que otra copilla, la cosa no daba para mucho más, pero con una razón comer entre amigos, cantar, y contarnos vivencias, y sobre todo hablar el vino, como me dice un amigo asturiano, -el vino hay que beberlo y hablarlo- y tiene razón,

Esto que os voy a contar es una vivencia en una calle de Salou: vi a cuatro personas, en este caso eran chicas jóvenes sin efectos nocivos de haber bebido, serenas, pero tenían el botellón aún sin probarlo junto a ellas, en un árbol de la calle, el lugar le llaman los Eslamers, continué paseándome una media hora más o menos, cuando volví a pasar por el mismo sitio, estaban borrachas como una sopa, vomitando y sacando las tripas por la boca, en un estado etílico de urgencias. Esto es lo que yo no entiendo, no digo que fuéramos mejores ni peores en nuestras juegas, pero si que le sacábamos mas provecho durante horas, por lo menos si es que llegábamos alguno a un estado etílico era más inconsciente, nos duraba más tiempo el disfrutar de los amigos. No era el beber por beber. Talvez la vejez me ha hecho mas reflexivo y no es tanto lo que uno piensa de la juventud actual.

Me acuerdo de aquel día que subía todo ufano por el Barranco del Tollo (calle de Cervera principio de un pueblo) con mi grabadora y reproductora de voz de cinta, de aquel tiempo, siempre digo lo de aquel tiempo, es que la tecnología va tan rápida que no nos da tiempo ni siquiera a asimilarla, colgada en bandolera, cuando de pronto, a pocos metros del principio del barranco, veo al tío de mi mujer cenando en la puerta de su casa, el tío estaba sentado con una silla pequeña de asiento de enea de las usadas por las mujeres para coser alpargatas, de las típicas del pueblo, y una mesilla de altura proporcionada a la silla. No se si era frondosa la cena, por la manera de untar el plato y el gusto que le sacaba era de por lo menos de tres Michelines, además contemplada por el metre siempre sumiso y atento por si faltaba algo, era su mujer mirándole con cariño de cómo degustaba su cena, el hombre estaba cansado de trabajar había estado todo el día de sol a sol en unas tierras de Cabretón de donde era oriundo, pueblo a cuatro kilómetros de Cervera.
En eso me planto delante de él con mi grabadora, espero que termine de echar y chirrear el trago de su bota, que por lo menos era de dos litros de capacidad, le pregunto que tal tío como le va la vida, me responde, bien y los catalanes, yo soy catalán, algún que otro problema pero vamos saliendo, en eso, me larga la bota y me convida a un trago, no se lo desprecio, sino que incluso lo alargo algo más de la cuenta; a continuación sin esperarlo me pregunta que es para ti lo mas rápido que tenemos este mundo, me vio tan sofisticado con mi grabadora Sony, no se si él sabía lo que era una grabadora, el tío me vio muy perifollado que igual por eso fue la pregunta, yo ni me lo pensé rápido le contesté; la luz, me sentí eufórico por mi contestación, como los concursante de Pasa Palabra,,, pero no, no, él me rectifico y me dijo: lo mas rápido que hay en el mundo y sobre todo en las personas es el pensamiento, mientras tú estabas mirándome en el momento que tenía levantada la bota chirreándome el vino por mi boca, estaba viendo la luna llena que hay esta noche y yo me estaba dando una vuelta por ella con todos los volcanes y sus llanuras pensando todo lo que se podía allí cultivar siempre que el agua estuviera presente, ves lo rápido del pensamiento, al final he optado solamente por darme una vuelta, como si estuviera en la plaza de los árboles. Le tuve que dar la razón, al cabo de un rato me senté junto a él y lo acompañe levantado la bota mirando la luna, yo también estaba paseándome por la luna y de verdad que en Cervera la luna es doble.

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