CERVERA DEL RIO ALHAMA - Reposo

Reposo.

Plácida calle.
Buenos días.
Un hombre piensa,
Un joven duerme.
Noches.
Una madre trabaja.

Calle Juana Jiménez, calle paralela a los montes, sigue el curso del río Alhama no en la vega si no en la parte alta de la falda de la montaña, que si la andas desde la plaza del Royo te dejará casi en el sendero que te conducirá a la cima del castillo de la peña de Cervera, una calle tranquila y con pocos habitantes de censo, más bien sus residentes son   vacacionales. He intentado saber el por qué el nombre  de Juana Jiménez, según corresponsales entendidos cerveranos lo máximo que he podido saber es que era una señora que hacía el bien a los pobres, algunos me han dicho que busque en el libro de Efemérides de Cervera tal vez allí podía encontrar una definición de un experto aclaratoria,  bendita sea la señora por ayudar a los necesitados, a mi con esto ya me basta, me fío del cerverano que cree en la viva voz dada por sus antecesores. Dibuje está calle en un verano de mis vacaciones, que me propuse hacer un dibujo cada día por las calles del pueblo a tinta china y utilice como pluma o pincel un trozo de caña seca, una astilla de la caña acabada en punta, en recuerdo de aquel mes de Agosto, no se porque me toco la calle Juana Jiménez en mis andares, como digo en mis comienzos del artículo, calle plácida... no se si por vecinos en reposo o porque la falta de personal ya habían emigrado a otros lugares.

Los políticos, estos señores, imprescindibles

El descaro en los políticos que nos gobiernan en estos momentos, es impresionante, es de órdago, como se puede ser tan cínico y presentarse todo un señor Presidente del Gobierno de España delante de las cámaras de televisión y decir a los ciudadanos españoles todas estas inclemencias y decir que todo lo que esta haciendo es por que lo tiene que hacer, acaso es Dios, el pueblo eligió un presidente para que resolviera problemas o por lo menos que esta era su intención no para que creara muchos más, el tú más, ya no vale, él, sabía como la mayoría de la ciudadanía que el gobierno saliente y sus comunidades estaban al límite de deuda, se comentaba en tertulias televisivas sabiendo el problema que se le avecinaba era gordo, lo sabía, y se presento en las urnas como el Mesías Salvador de todos los males, alertándonos sus para bienes. Ahora nos viene con estas milongas de niño frustrado escondiendo el rostro de pena y asegurándonos que lo que hace, lo asegura, es porque lo tiene que hacer, vamos, lo que es a mi si me pinchan no me sale ni sangre, se están cargando todo un sistema que funcionaba y funcionaba más o menos bien, se lo está dilapidando, en vez de atacar con firmeza  la corrupción establecida como sistema en los partidos y en el ámbito de muchas administraciones, los despilfarros de políticos en diferentes modos de administrar el dinero de los contribuyentes, la austeridad en todo el sistema político de cargos repartidos con amiguetes en instituciones privadas dudosas, con sueldos muy respetables, pero es que además se mofan de todos los contribuyentes, quieren privatizar lo más esencial para todos los españoles la Sanidad y dejar la Cultura y el Bien-estar en un término caótico, lo que era por ley pronto será por cuestaciones y por caridad ya estamos llegando a esta situación a pasos agigantados, Suecia ya está ayudando a familias y niños necesitado españoles como tercermundistas, seguro que el gobierno en mayoría todo lo que se proponga lo conseguirá, además, con el nuevo rostro de pantocrátor del pueblo de Borja (Aragón) que nos pone el Presidente es sus comparecencias publicas, esto se puede dar por hecho. Los ciudadanos estoicos estamos sufriendo en nuestras propias carnes los estigmas de la flagelación que nos están imponiendo. ¿Sólo nos queda ajo y agua?

Termino con una poesía de la poetisa Mª Isabel Jiménez Garraleta de Cervera del Río Alhama.

DIGNIDAD

No pretendí ser feliz

ni tampoco diferente.

Si alguien se acuerda de mi,

que me diga claramente

cómo aprendí a vivir
teniendo baja la frente.
Cómo aprendí a no soñar
y no sueño, (Dios presente),
así hasta que aprendí
a llevar alta la frente.