Sombras

martes, diciembre 05, 2017

CERVERA DEL RIO ALHAMA - Abstracción Ermita de la Soledad

Pinturas Congeladas

SOLE, SOLE, SOLE … CUANTO ME GUSTA TU NOMBRE SOLEDAD…

Un rincón de rezos y amores, ermita de la Soledad, siempre solitario de amoríos ocultos en tiempos pasados, ahora, para que buscar rincones de caricias en ermitas escondidas; un beso a pleno sol calienta más y ni siquiera es percibido por el andante de turno, es bueno o malo el pasotismo de cariños encontrados; ¿si yo me lo pregunto? Diría que es bueno que los humanos nos encariñemos a “plen solei” sin miedo, el amor, cariño, comprensión y afecto es mejor compartirlo ya que si no se nos está invadiendo otras malas formas de vivir encauzadas a la violencia de nuestro sistema visual de información.

Sole…, canción de la mili que al realizar la composición de “la pintura congelada” de La Ermita de la Soledad, no sé porque, mi cerebro la parte del hemisferio derecho o izquierdo uno de los dos se a puesto en marcha y sin darme cuenta estaba susurrando la canción de Sole, Sole, Sole, Sole,/ cuanto me gusta tu nombre Soledad./ Sole, Sole, Sole, Sole Tambien me gusta lo demás Soledad./ Y cuando sale Soledad./ Me gusta una barbaridad. /Airí, airá, airí, airí airá. … y sigue y sigue mientras el soldado con su mochila, fusil, granadas, más un sinfín de artilugios para matar, repiquetea el firme suelo con sus botas para soñar.

Un lugar, Ermita de la Soledad que el visitante de Cervera R.A. no puede dejar de visitar y poder contemplar un paisaje bucólico en su plenitud de silencios. Cervera tiene poder y sus rincones tienen saber.     

MI ABUELO PATERNO

Normalmente desde que me jubile me levanto de la cama tarde por las mañanas, pero hoy y algunas veces esporádicas, madrugo, por tener visita médica o que me corroen las tripas por ser un cenador de cenas muy debilitadas y a veces mis consecuencias me dan mensajes de hambre, tampoco con exageración y mientras “esmorzaba” desayunaba con consistencia, empecé a recordar a mi abuelo paterno, hombre de campo de la provincia de Lleida del “pla d’Urgell”.
El recordar para mí es un sustituto de la palabra hablada ya que mi voz es tan precaria que me doy cuenta que el escuchan-té de turno no me oye o no me entiende y el gritar representa un esfuerzo para mis pulmones y un esfuerzo irritable para el oidor, a estas edades, que muchas veces el insistir que te oigan por no decir nada, más vale quedarte mudo y hablar contigo mismo por lo menos uno se evita discutir. 
A prendí de mi cuñado cerverano en su vejez, la frase dicha por el repetida “lo que tu digas” vale, con eso evitó parafernalias exculpatorias.
   
Mi abuelo lo llegue a conocer, de muy pequeño un poco, por lo contado de él muchas veces lo tengo en memoria, hombre sexualmente de tendencias muy religiosas o flojo en su tendón de Aquiles, tuvo dieciocho hijos, ¿os imagináis un equipo de futbol con reservas y entrenador todo incluido entre mujeres y varones? Por lo contado por mi padre, era un hombre con sus razonamientos bien asumidos de padre, por cada hijo compraba una finca y cuando los vio todos mayorcitos y que la alimentación era más precaria para todos, puso un horno para cocer el pan de todo el pueblo, del cual por cada hornada de pan entregada por familia, de sus panes, un pan era de su propiedad del horneador, allí se fundó la dinastía de panadero, mi padre le toco asumir esta responsabilidad.
Mi abuelo hombre poco discutidor, recordar que en aquellos tiempos de mi abuelo nacido allá por los 1850 o 60, las familias eran totalmente diferentes de religiosidad y de cultura yo diría algo parecida al Islam de nuestro días, cerrados en su Dios Omnipotente,  hoy en su manera de pensar para ellos sería una aberración o, tal vez sentirían pena no ser de esta época, no lo sé, ya que yo, viejo, estoy también en ella por pasar de un tiempo a otro y no tengo una respuesta contundente de si es mejor o peor. Me digo: es la que es, la que hay en cada momento y hay que asumirlo y si puedes adaptarte en ella, mejor, pues tienes que vivir en todo lo que toca.
Mi abuelo, procuraba no discutir, según mi padre que era discutidor nato por todo, lo puedo comprender era el penúltimo de una camada de 18 hermanos mi tío que fue el último, no pudo más y se hizo del partido comunista allá por los años 30. No era conformista mi padre sólo de derechas, su hermano era más progresista; por lo contado sobre el abuelo nunca oí nada de él seguramente era apolítico; era hombre callado e iba a la suya, cuento su parodia: en el ambiente familiar en mis tiempos de pequeño o joven el padre era toda una institución de respeto, merecido o inmerecido, era así. Hablo de mi casa y la de mis abuelos, en mi casa la comida tanto si era de fiesta o de diario, siempre era de tres platos que consistían en, sopa de pan o algunas veces de pasta, arroz o también “olla barrejada” puchero con de todo, unas veces verdura con patata y  una ensalada del tiempo como plato segundo y el tercero un poco de carne o pescado "bacalao" de lo que fuera. En casa mi padre la discusión a la hora de la sopa siempre era la misma sonata, que estaba muy caliente y los gritos de la calentura de la sopa se los llevaba mi madre, nosotros no hacíamos caso ya lo sabíamos de antemano; en casa de mi abuelo pasaba lo mismo con la sopa caliente, pero no se discutía por parte de él, al pie de donde se sentaba siempre tenía un botijo de agua y el porrón de vino, si la sopa estaba caliente se echaba un chorro de agua del botijo, y después se bebía un buen trago de vino, pero discutir, discutir lo dejaba para otros, el molestar a alguien no le complacía. Son formas de afrontar la existencia propia de cada uno con soluciones diferentes reales. Supongo que en política pasaría lo mismo; la constitución La Pepa 1812, ya la tendría en reposo en espera de que fuera más constituyente para todos. Nunca me he preguntado si los abuelos, paterno y materno, conocían el idioma castellano, ahora ya no tengo a quien preguntarlo ni de qué partido eran votantes, si es que se podía introducir el voto en urna de cristal, madera o cartón. Curiosidad solamente de nieto prehistórico.


SOLA

Triste amor,
sin rozar tu piel.
Sola en la vida,
Privada de él.
Lloro sin lágrimas,
todas gasté.
Agua pido,
quiero beber.
Ni amor ni lágrimas quedan…
sóla, yo sé.


                                                     Poesia de Mº Isabel Jiménez Garraleta

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