Sombras

domingo, noviembre 10, 2019

CERVERA DEL RIO ALHAMA – Amores que perduran en lo Astral, quizás, quizás, quizás


Quizás, quizás, quizás

... Siempre que te pregunto, 
que cuando, cómo y dónde 
tu siempre me respondes; 
Quizás, quizás, quizás. 

En nuestra época… 1954, en mis 23 años había mucha retórica en todos nuestros amoríos, el hablar era imprescindible para conquistar a una mujer, no siempre era fácil para el conquistador y menos si eras de palabra corta, muchas veces pienso que los hombres no conquistábamos ni siquiera conocíamos la palabra adecuada, para nosotros todo era tetas y culo, siempre hay excepciones que van más allá de la carne, era la mujer con su aportación femenina y paciente quien te daba paso a la conquista, pensando y dejándonos creer que era el hombre, el macho ibérico conquistador, no hablo por mi ya que yo estoy seguro que la que me conquisto fue mi mujer de castilla la vieja, siempre he sido del sí o del no, no de voto de urna esto es otro cantar, mi intelecto era muy corto de habla, pero no sé porque el dejar hablar entraba en mis juegos amoríos, en mis andanzas de amores de juventud, mi partener se sentía dominante en el juego nunca me falto un querer. En mis tiempos había un respeto a la mujer, pero el abordaje hacia ella siempre estaba presente en nosotros, seguramente en aquellos tiempos pasados no se diferencian mucho de los actuales, buscando siempre el mismo fin, amor, el fin y principio de la vida, ahora este fin también lo busca la otra parte, me parece bien que así sea, en el caso del hombre, tiene sus in-tirculis, ahora, nos podrían denunciar por acoso a las chicas, el intentar el contacto, denominado manos largas permanente, en el paseo, en el baile, en el cine o en cualquier lugar que a uno le parecía, simplemente allí dónde uno creía no nos veía nadie; el anunciarse para buscar novia o novio no existían tantos portales como los de ahora, me refiero a Internet e incluso programas de contacto por televisión y todo el sistema movil; en mi tiempo, máximo anuncios por palabra en algún periódico de tirada larga para intelectuales en edad avanzada o de alguna persona que lo daba todo por perdido, sólo nos quedaba… un acoso fino persistente para llegar a un beso y aun toquiteo. Y quizás, quizás, quizás. 

Y así pasan los días. 
Y yo desesperado. 
Y tú, tú contestando. 
Quizás, quizás, quizás 

Nuestras vidas eran completamente estériles el fruto era pasar días, tanto en el amor como en todos nuestros quehaceres, en espera de unas bendiciones, el sistema era de capricho para los dictadores, ellos mandaban y se nutrían de queridas que daba importancia al macho del partido dictatorial, su distracción preferida era pasear a su jefe bajo-palio con toda la parafernalia eucarística del momento, incluso, en todo su hacer de portadores del palio, nos controlaban, sabían nuestros sentimientos, llegar a carreras universitarias era de privilegiados, seguramente entre los jóvenes siempre estuvieron los visionarios partidistas que supieron aprovechar el bienvivir del momento dictatorial, mientras algunos ni con jugar al mus de cuatro reyes alcanzaban la comprensión estatal. Hasta cuándo, hasta cuándo. 

Estás perdiendo el tiempo 
Pensando, pensando. 
Por lo que más tú quieras. 
Hasta cuándo, hasta cuándo. 

Ni siquiera el opinar diferente del otro nos estaba permitido, ni siquiera del pensar nuestros propios pensamientos, fueran impuros, amorosos o fueran astrales, por mucho que uno quisiera demostrar su valía frente al sistema lo acaparaba todo, hoy en día parece que nos estamos hartado de todo, de amores pasajeros y poco duraderos, nos molestamos cuando nos juntamos y buscamos un nuev@ juntamiento con persona placentera, no sabemos o no queremos ver que sin tener tenemos mucho y no nos preguntamos ni miramos que lo poco que aun tenemos se nos escapa de las manos. Quizás, quizás, quizás. 

Siempre que te pregunto 
Que cuando, como y donde 
Tú siempre me respondes 
Quizás, quizás, quizás. 

—¡Anda ya! fraseando boleros de Osvaldo Farrés tus años, es que sientes morriña de tus tiempos pasados y de tus bailes-boleros lentos, como te agarrabas, pero yo te mantenía arraya con mi mano derecha aunque tu izquierda era dura, apretara y además hablando yo conseguía el despegue, ¡lo que me perdí! Eran tanto los sermones desde el pulpito que nos condenaban, que en lo poco siempre estaba en pecado mortal; tú y todos cuándo os tomabais unos chiquitos de más ya os desbarajustabais en los bailes, las de pueblo no éramos como estas pelantruscas de capital que con un “estira i arronsa” se dejaban pegar la cara y apretar el cuerpo sin poder respirar, nosotras o por lo menos yo todo a su tiempo como Dios manda, por el altar y con bendición del señor cura, aun que no te creas, cuándo veo todo el panorama que tenéis por aquí abajo sin ver ni oír, algunas veces pasan por mi soplo-vaho-astral en materializarme con otro cuerpo de las mil y una noche y saciarme de todo el tiempo de represión que tuve de tantos rezos y penas purgatorias de curas de bragueta floja, que sin nosotros saberlo tenían un amaño de pecados inconfesable, que sinvergüenzas, algún párroco de mis tiempos del pueblo he visto por aquí, esta buscando a Dios con sus soplos-astrales, aunque a mí me parece que a la que busca es a su ama y esto es imposible dónde estamos y menos un eclesiástico que dicen predicaba el bien. No quiero meterme en religión no sea que alguna del pueblo se me enfade, no es mi intención, aunque sea verdad, los curas son como vosotros débiles de bajeras y altos de miras celestiales. Ya que hemos hablado de boleros ponme el Quizás, Quizás, Quizás cantado por Nat King Cole, haber si me desahogo me gustaba su acento en la canción cantada por él, igual me hago a la idea que me la cantas tú con tu acento catalán y mis soplos-vahos se derriten. Quizás, quizás, quizás—


ÍDOLOS 

Entonces, cuando yacíamos 
abrazados frente a la ventana 
abierta al desmonte de olivos (do 
semillas desnudas dentro de un fruto que el verano 
ha abierto violento, y se llena 
de aire) no teníamos recuerdos. Éramos 
el recuerdo que tenemos ahora. Éramos 
esta imagen. Ídolos de nosotros 
para la fe sumisa de después.

                    Poesia: Grabiel Ferrater
                    Traducción de José Agustín Goytisolo

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