Sombras

lunes, marzo 16, 2020

CERVERA DEL RIO ALHAMA – Pensando en un momento

Solo en la plaza

PENSANDO EN EL MOMENTO 

Luisa, vivimos unos momentos raros, locos, difíciles incluso incomprensibles para muchos. Nos ha invadido un virus en nuestra forma de vivir, un virus venido de Wuham capital de China de la provincia de Hubei o vete tú a saber. Como referencia de dicha capital para que te hagas idea de donde es, una sobrina tuya… y mía, hace cosa de un año estuvo por motivos de su trabajo en dicha capital, no te asustes, por aquel entonces sin virus, sólo te lo digo para tú buen saber y valorar. En fin, este virus cuyo nombre los científicos han llamado o son de la familia corona virus lo han acortado y le llaman —Covid-19— supongo que la definición es de, Co, de corona, Vi, de virus y ,D, (de) año 2019, la definición es de mi cosecha. Poco importa para nuestro charlar lo del nombre, existe y aunque nadie de los de a pie lo ha visto hay que creerlo, no es de fe, es realidad. 

No te extrañe la foto del encabezamiento del escrito: un torero solo en la barrera pensando solamente con el toro y su astado si carga derecha o izquierda para dar mejores capotazos en la plaza centenaria y, más vieja de la Rioja, ¡déjenme solo! Este cornamenta-varios lo mato yo de un estoque. 

Y sigo… con el Covid-19, no sabes bien la que se ha armado en nuestro mundo, de locura, para que te des una idea de lo que pasa; hace dos días quería hacer unas sepias con patatas y me fui al supermercado, no te cuento la receta que emplee, no quiero cansarte, me salió de presentador de TV. Cuando entre en el super me quede parado, faltaba mucha mercancía en los estantes. Compre dos sepias, dos pimientos verdes italianos y unos tomates para un sofrito, lo puse en una bolsita y con la mano a media asta me fui a la caja, pase vergüenza, la gente salía con los carros como la torre Eiffel a tope, iba en bicicleta, si voy en coche vuelvo a entrar y cargo otra vez de todo, de lo que sea incluso papel de servicio del Water Closs, de verdad, de locura. 

Por los medios de comunicación que tenemos algunos usuarios en nuestros días; móvil y sus aplicaciones, otros por internet, correo electrónico… o por Amazon, me da igual, nos ponen a caldera de insolidarios, por no creer en la forma que llevan los estados todo este dilema de prohibiciones o más bien de precauciones del virus, igual tienen razón, pero yo defiendo la mía. No voy a pretender ahora dar mis convicciones. Sólo un adelanto; en todas las casa que a entrado un Covid-19 que pongan una señal un trapo como en las plagas de Egipto, por un decir, amarillo o rojo en la ventana o balcón de su casa, ya tendríamos una identificación, otra seria todo este dinero de la comunidad europea a reparar desastres de pérdidas económicas destinarlo a más personal (aún que sea interino) en seguimiento de las personas que han contraído el virus. Estadios y polideportivos como campamentos de urgencia. En momentos de un terrorismo, la entrada en los estadios se han cacheado a todo el que entra, estamos en momentos que por lo menos a cada entrante se le puede tomar su temperatura rápida, no es mucho para erradicar el virus, pero es un paso, no me quiero extender sobre este criterio, no es lo mío, se puede hacer de otras maneras. No parando todo el sistema, que aunque sea malo, de momento, es el que tenemos. No se puede paralizar todo un pueblo. 

Es que resulta, que ahora por lo que leo en diferentes comunicados de diferentes comunicadores, el ir al pueblo o a su segunda vivienda, esta mal visto por cada uno de donde le corresponda su segunda vivienda, somos un peligro, yo creo que nos van a ver como “los insolidarios”, total por ir al pueblo de donde procede, sólo nos falta la barca y que nos acojan con solidaridad y nos cubran con un plástico transparente a la llegada que nos miren mal. De locos, el primero yo, ayer fui a comprar pan y patatas, no tenía, con la bicicleta, y tú ya sabes que el andar se me da mal, me cuesta, tuve que poner las patatas y el pan bien visible en la cesta dela bici para que viera la policía que venía de la compra. Sino igual me multan a mis 89 años 

Luisa, una de tus nietas en esta locura del virus ha recopilado un cuento, anónimo, del tema, veras: 

—Había un vez en un país muy, muy cercano, un virus, que era conocido con el nombre CORONAVIRUS, este virus, como todo el mundo que se pone una corona en nombre o en la cabeza, quería conquistar todo el mundo y como no tenía piernas la única manera que tenía de hacerlo era ir saltando de persona en persona, 
Vinieron los hombres y las mujeres más fuertes (o mejor dicho, las mujeres y los hombres que se creían los más fuertes) de todo el mundo, pero ninguno fue capaz de ganar al virus, ya que éste era tan pequeño que siempre sabía cómo esquivar los golpes. 
—¿Y si es tan pequeño, como lo podemos ganar? — empezó a preguntar a todos.— 
—¡Muy fácil!— dijo un niño que pasaba por allí (un niño, que es todos los niños, y que en este cuento simboliza el sentido común, una característica humana que a menudo vamos perdiendo a menudo que nos hacemos mayores, al igual que la capacidad de ver elefante dentro de la boa de “El principito”). 
—Si no tiene piernas— siguió el niño— nosotros somos sus piernas. Si nos quedamos todo el tiempo que podamos en casa, no podrá seguir avanzando, lo vencermos sin luchar, que es a forma donde se ganan las luchas más importatantes de la vida —dijo el niño, dejando el niño a todo el mundo boquiabierto. 
Y así fue como todos los niños se quedaron dos semanas en casa, y como los adultos aprendimos un poco de sentido común de los niños, Así fue como todo el mundo tuvo tiempo de volver a leer “El principito” y entenderlo. Y así fue como entender que las victorias de verdad se ganan con unas armas que son invisibles a los ojos.— 

Bien Luisa, no te doy más la lata ya sé que tú no eres de carteo, después de tantos años de convivencia no puedo desprenderme mi manera de ser, aunque te comprenda también tu manera de soplos-vahos-astrales silenciosos, siempre hay un pero entre medio que puedes contestar. Que descanses a ti los virus coronarios no te importunaran. 

—No quiero empezar con palabrotas mal sonantes en mis descansos astrales sobre intervenciones del, virus–corona, le doy la vuelta al nombre porque me da la gana es que me hartas tú y todo en lo que veo. Que la humanidad esta loca, hace años, en esto estoy de acuerdo, añadiría, mala. Locamala. No sois dignos de mereceros este mundo tan fantástico que tenéis y que de continuo destrozáis, visto desde mi punto de reposo astral, sin remedio. Os preocupa un virus que os puede afectar a vuestro sistema inmunológico, por supuesto hay que buscar remedio…, pero de que vais mundo, si tenéis infectado a medio o tres cuartas partes de vuestro mundo, infectado con el virus de la guerra, hambre y sed de justicia, desde que el mundo es mundo no habéis sido capaces de encontrar un antídoto de guerras y sus consecuencias. ¡Sois la hostia! si yo os contara los silencios de soplos-vahos-astrales que rondan por virus naturales, os reiríais del tanto por cien bajo de los que por aquí se mueven, en cambio, si vierais por el virus de las guerras, hambre y sed de justicia, os quedaríais pasmados del tanto por cie alto que estamos rodeados. De pena veros a todos recluidos por un simple virus, cuando el mundo se recrea en ellos día a día, pensad, el día que perdamos los virus, nos perdemos todos, 

Tú no te achiques por lo que digan, Cervera es mi pueblo y algo tuyo también, cuando te digan tu a Cervera, no faltaba más, igual te contagias allí, no lo creo, con tus vinitos riojanos eres inmune a lo que te echen. Cuídate, no te pases con los chiquitos de vino riojano. Todo esta en la moderación. Incluso los virus.— 

Me tranquilizas con tus conclusiones, no por nada en particular, solamente es que cuando yo expongo mi criterio algunos me ponen a parir. Seguramente tienen razón, es más científica su conjetura, pero yo lo veo de otra manera más emocional incluso diría más racional, sin más.

CORONAVIRUS 

Siempre que la TV abro, un bata blanca 
veo, recordándome el coronavirus, 
presente en occidentales mundos 
que por aire, tierra y por mar llegaron. 

Nunca pensé en mis años vividos, 
que una imagen emitida por TV, hiciera 
tanto daño que la misma pandemia sufriera. 
Políticos, sanitarios, y otros entes, moderación. 

El color blanco es de pulcritud en ser humano, 
llevado siempre con amor y sin acritud 
nos reconforta saber su fiel actitud, 

Más pensándolo bien, harto estoy, de tinglados 
montados a nivel mundial, de virus coronarios, 
venidos de…vete tú a saber, si alguien los ha fabricado.
     
Poesia: Albert Gilabert Galiano  - 09/04/2019

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