Sombras

viernes, marzo 19, 2021

CERVERA DEL RIO ALHAMA – Principio del barranco

Casas con historia familiar del Barraco del Tollo

VIVIENDAS UNIFAMILIARES” DEL BARRANCO DEL TOLLO

Me gustaría poder contaros historias o vivencias de estas tres casas del Barranco del Tollo de Cervera del Río Alhama, pero no sé nada de ellas, solamente recuerdo vagamente de los apodos; si la memoria no me falla y después de cerciorarme por familiar os puedo dar los nombres de los apodos sólo como referencia para cerveranos apasionados de cosas y costumbres de nuestro pueblo: La primera casa empezando por la derecha; la del Evaristo, familia de muchos hijos con todo un sin fin de peculiaridades de su tiempo; la segunda la de los Chinchurra, esta familia no tengo mucha idea que fue de ella, cuando yo iba por vacaciones ya no sé si vivían en ella; la tercera la del Mudo y su padre, este si lo conocí, pero entablar conversación con el era para mí difícil y esto que en mi familia tenía tres prima mudas de una misma madre, mi tía, hermana de mi padre. Sus signos era muy rápidos de captar para un hombre de capital que el campo y el cáñamo no eran temas cotidianos. Allí vivió hasta que un verano pregunte por él y me dijeron que si se había ir a vivir con un familiar. Total que no puedo contaros más porque no se más. En cambio si me pongo a pensar y a imaginar puedo ver unas familias que seguramente pasaron tiempos de convivencia más o menos con alegría, con dificultades del día a día, con falta de recursos, pero sobre todo con un futuro incierto, que con el tiempo cada uno supo resolver a la manera más estable de vivir. La juventud de hoy en día teniendo muchas más cosas estables y más confortables, el que tiene la suerte de disfrutar de ellas, en el fondo de la cuestión pasan por los mismos baches que pudieron pasar esta y varias familias del entorno en tiempo de precariedades. En la vida, estando bien o creerse que uno está bien en todos los sentidos, se repite todo; el buen estar y todo el mal estar y nos podemos preguntar ¿por qué? Porque somos iguales en nuestro ADN de cada uno, somos repetitivos y primarios por muchas inteligencias superdotadas de homo sapiens con cerebros descabellados de tanto pensar. Una parte del Barranco del Tollo se puede extrapolar en cada uno de nuestro rincón más íntimo de nuestro entorno. Siempre pensando en quedarnos en el buen repetitivo de nuestro mejor ADN ¡en bien pensar! y tu cerverano con tu inteligencia y un tentetieso de pan, queso y vino riojano puedes lograr lo que tú quieras.

Luisa, reconocerás estos lares cerca de tu casa, siempre han estado presentes en tu visión desde tu casa, seguramente en tu niñez serian lugares donde morar con tus amigas e incluso con amigos de cercanías de viviendas del barranco con recursos similares. Recoger el Té de Roca en agosto también sería uno de tus bonitos pasatiempos el deshojar sus ramitas y flores para secar y guardar la deshidratación de la ramitas en tarros de cristal o de barro para panzas de inviernos fríos. Tal vez ya te preparabas con zapatilla y aguja para coser tomos en las suelas de cáñamo.

No pretendo escribir o hablar con tu soplo-vaho y comunicarme contigo con mi pequeño soplo-sin vaho por la mierda de la mascarilla que me falta inhalación, tu bien sabes que yo soy asmático y como tal, el hilo de aire que me entra en los pulmones no es proporcional a un plumón de un adulto normal. La médica me dio una autorización oficial médica que podía ir sin la dichosa mascarilla por enfermedad EPOC, al final he tirado el salva conducto, a la mierda. Las personas somos todos muy egoístas, me miraban mal, con la bici no llevo mascarilla, pero cuando pongo el pie en el suelo, siempre está el mirón de turno ¿dónde va este sin mascarilla? Todos procuramos por nuestro bien pero nadie piensa en el bien de los demás. A sí que mascarilla quirúrgica al canto, cada dos por tres me la cambio porque, dicen, ya no es efectiva, tiene caducidad de soplos. No me agobian tanto, me parece que el aire me entra un poco más refinado que las mascarillas personalizadas. Me habría gustado poder pasar esta experiencia contigo, no sé cómo sería tu reacción, puedo imaginármela ahora que no estás en nuestro soplo-vaho terrenal. En todo lo que está pasando cada día sobre nuestro virus, le pongo más adjetivos calificativos negativos, ya vamos por el segundo año y no veo una salida pronta al dichoso virus, cuando parece que vamos un poco mejor, la estadística, se vuelve a disparar a peor. En fin Luisa tu pueblo cada día se me aleja más, si pudiera ir a Francia y pasar por francés seguramente podría ir, pero como español no cuela no me dejan. Raro, raro, raro…

—No me dirás Albert, que a pesar del desajuste de color y de huecos ventanales propio a las necesidades de cada casa, no es bonita la estampa, cada una con personalidad. Tú vives en casa unifamiliar, son más confortables, pero son similares, se confunden unas con otras, no dan de sí para que un pintor de paisajes les pueda sacar partido en su cuadro. Como dices yo he morado por todos los rincones de mi calle y caminitos, mientras viví siempre estuvieron en mi pensamiento, ahora en mi soplo-vaho astral sólo las puedo visualizar y rondar como alma en pena sin poder materializar el soplo-vaho. Nací con las suelas de alpargatas en paquetes en el portal preparadas en pares para coser, si no cosí más fue gracias a nuestro amor. Fueron años de necesidades pero así y todo si algún día pudo revivir, lo dudo, no me importaría volver a encontrarme con todos los vecinos en nuestras casas tan particulares.

El té, espliego, romero, tomillo el monte daba para toda clase de hiervas significativas para salsas y curativas pero en aquel tiempo en casa no usábamos las hiervas como un potenciador de las comidas, las comidas eran muy simples, casi de puchero cada día y de vez en cuando pesca. Si alguna vez se nos caía alguna ramita de romero al puchero, yo por lo menos me sabía, no a gloria, a desastre total no lo soportaba. Una de las matas de hiervas que si me viene a mi soplo-vaho, era la ulaga, no como hierva salsera sino para hacer charas en el hogar, encendía como la pólvora pero duraba poco y los inviernos eran duros y se necesitaban muchas ulagas.

¡Que te voy a decir de tu asma! Si aún me pregunto cómo pude casarme contigo ¡Albert no te me enfades! Si me parecía que estabas tísico, si pesabas cincuentainueve kilos, pero muy guapos todos los kilos para mí, yo en Cervera no me acuerdo verte con ataques de asma, si aún fumabas cigarrillos pero cuando fuimos casados a Barcelona allí si conocí lo que era el asma en una persona. Que mal lo pasabas, hasta que encontraste remedio con un broncodilatador que un alemán vendía en su casa y que un policía asmático usaba y te aconsejó que lo compraras. Sí, te comprendo… el mundo cada uno mira por sí mismo, tú no lo vas a cambiar, procura seguir las reglas impuestas por el bien común de los que infringen todas las reglas, aun que no las entiendas. Quién te ve ahora, no daban un real por ti y sin proponértelo donde has llegado de años vida con toda tu carga de EPOC a cuestas, lo que hace el Ventolín. Tu a la tuya y a cuidarte, con la bici mucho ojo.—


EL EMBARGO

Señol juez, pasi usté más alanti
y que entrin tos esos,
no les dé a usté ansia
no le dé a usté mieo…

Si venís antiayel a afligila
sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s’ha
muerto!

¡Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero:
lo he gastao en comías pa ella;
y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
ya me está sobrando,
ya me está gediendo!

Embargal esi sacho de pico,
y esas jocis clavas en el techo,
y esa segureja
y ese cacho e liendro…

¡Jerramientas, que no quede una!
¿Ya pa qué las quiero?
si tuvia que ganarlo pa ella,
¿cualisquiá me quitaba a mi eso!
Pero ya no quio vel ese sacho,
ni esas jocis clavás en el techo,
ni esa segureja
ni ese cacho e liendro…

¡Pero a vel, señol juez: cuidadito
si alguno de ésos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s’ha muerto:
la camita ondi yo la he querío
cuando dambos estábamos güenos;
la camita ondi esuvo su cuerpo
cuatro mesis vivo
y una nochi muerto!

¡Señol juez; que nenguno sea oaso
de tocali a esa cama ni un pelo,
porque aquí lo jinco
delanti usté mesmo!
Lleváisoslo todu,
todu , menus eso,
que esas mantas tienen
suol de su cuerpo…
¡y me güelin a ella
ca ves que las güelo!...

 

Poesia: José María Gabriel y Galán

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