SANTA ANA GALANA
Paseando por San Miguel te encuentras
con bonitas vistas del anfiteatro de casas del barrio de arriba de nuestro
pueblo, Cervera del Río Alhama, con su Iglesia como nave portadora de todas las
ilusiones de cerveranos creyentes de una fe seguidora innata en ellos. Cuando
comento fotos del pueblo, muchas veces recalco, barrio de arriba y barrio de
abajo, sólo pretendo recordarlo de mis años de juventud de oírlo muchas veces en
boca de cerveranas la redundancia barrio de abajo y barrio de arriba y,
expresarse con cierta sorna entre ellos si eres barriobajera o barrio somero,
yo como venidero del año 1954, digo, reciente, por no ser nacido en Cervera. Al principio no comprendía tantas dobleces de santos y santuarios. En aquellos momentos existían dos parroquias con sus propios
párrocos. La diferencia en pensares de aquellos días era más acusada por los
ciudadanos sobre los barrios. Actualmente aún se conservan dos cementerios, el de
abajo y el de arriba, y también dos fiestas patronales Santana con su Gaita y
San Gil con otra Gaita con diferentes cofrades. Baile de la Gaita muy similar, baile
tradicional de cultura cerverana. Dos ermitas queridas, Virgen del
Monte y la Soledad; pero a nivel ciudadano la cosa no va más allá, todos son
cerveranos unidos, sobre todo cuando uno esta por este mundo, eso sí
respetándose los barrios. Yo como advenedizo me siento cerverano mi cultura no
esta tan arraigada como hacer separaciones… pero tu Luisa cuando me hablabas
del pueblo me diferenciabas todos los pros y los contras de tus barrios
iglesias, cementerios y fiestas e incluso matrimonios unidos los de abajo con
los de arriba o viceversa. Seguramente serian reminiscencias, pero siempre tirabas
por las cercanías de tu Barranco del Tollo. Eras una barriobajera convencida,
pero nunca estuviste convencida del separatismo catalán. Para ti los
sentimientos eran barriobajeros, igual que muchos españoles son de Isabel y
Fernando por no decir franquistas, para ellos solo existe su pensamiento válido,
el suyo. No pretendo convencerte de los sentimientos de cada uno,
son únicos, cada uno hace de su capa un sayo. Las leyes son convencionales en
cada momento de los gobernantes del color de su bandera. Si me paso Luisa
y te molesto perdóname, que sin ser un católico practicante, puedo pedir perdón
de mis actos de contrición. Te das cuenta Luisa que fácil es para un católico pecar
y perdonar. Anda ya.
Luisa, supongo que ya estarás enterada por tus encuentros soplos-vahos que sin ver, ni oír, ni hablar del gran cerverano barriobajero que nos ha dejado, era un buen amigo de nuestra casa: José Vidorreta alpargatero con reconocimiento europeo y tal vez de mas lejanías. En su juventud me contaba que trabajo de mil empleos por muchas partes, más en el computo de su vida fue un europeísta convencido.
En nuestra Bodas de Oro, cincuenta años de casados de viaje del que no pudimos hacer cuando nos
casamos. Fuimos a Sicilia (Italia). Paseando por una de sus calles de un pueblo
pesquero, nos sentimos los dos cerveranos, vimos un escaparate dedicado a los zapatos de señora Vidorreta, no se en que pueblo costero de Sicilia era, no me acuerdo. Tu calzado,
la alpargata en superlativo hecha reina, para mujer de nuestro tiempo una
realidad cerverana con todas tus innovaciones, allí estaban, nos emocionamos
los dos, ver Cervera representada en Italia, sólo nos faltó una miaja de música de la Gaita
para hacer una rastra lo dos allí mismo, nos fundimos con un sentimiento patriótico
a lo español-cerverano. Sentimiento de patria chica, no sé si lloramos, pero
seguro que brindamos por ti aquella noche, nos fundiste en un solo barrio a los
dos. José que tus encuentros en el más allá sean de tu agrado de socialista
convencido. A tu familia abrazos y resignación. A los cerveranos comprensión de
pensamientos.
LUCÍA MARTÍNEZ
Lucía Martínez.
Umbria de seda roja.
Tus muslos, como la tarde,
Van de luz a la sombra.
Los azabaches recónditos
Oscurecen tus magnolias.
Aquí estoy, Lucía Martínez.
Vengo a consumir tu boca
y arrastrarte del cabello
en madrugada de conchas.
Porque quiero y porque puedo.
Umbría de seda roja.
Poesía: Federico García Lorca
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