Sombras

viernes, febrero 07, 2020

CERVERA DEL RIO ALHAMA – Hoy Luisa te quería contar un cuento

Contrallum: Puentes y  Peña

HOY LUISA TE QUERIA CONTAR UN CUENTO

Hoy Luisa te quería contar un cuento de los que contaba María Sarmiento; que se fue a cagar y se la llevo el viento… pero no, mi cuento es tan simple que no llega a narración, son sencillos pensares, pero profundos en mi manera de sentir. El otro día, el día del “Cos Blanc” fiesta que se celebra el primer sábado del mes de febrero de cada año en Salou, además de otras fiestas; ésta es digna de ver y a poder ser de participar, ya que yo, este año solamente he participado en la convocatoria Pintores de Salou con unos escuetos dibujos con rotring de olivos del Paseo 30 de Octubre, por cierto, por sus formas, milenarias, te cuento: es que mi pulso no da para líneas rectas pero si para oliveras, chopos, álamos e incluso carrascas, el pulso también se hace viejo.
Noches lluviosas de confetis por las rúas de Salou, donde todo el que se mueve por dichas calles la cabeza y el cuerpo se le llena de confeti hasta el ombligo, para mí son recuerdos; por acumulación de años, nuestra hija recordando tus años vividos que nos dabas una gran cena y después íbamos todos a la rúa del Coso Blanco, ella me dijo papa mañana sábado no prepares nada yo llevare la comida, vendremos unos cuantos, haremos un vermut-comida y recordaremos a la Yuya. — ¿Te parece bien?— Estupendo, tu madre seguro que te lo agradecerá y yo como padre, perfecto. Así y todo yo preparé mi vermut con tapas preparadas, pensando sólo con la presencia hija-marido. Al abrir la puerta empezaron a entrar nietos, biznietos, novi@s, parejas, me dije a mi mismo, mi vermut se a quedado corto, pero no, tu hija lo había previsto y llevaba materia para todos y alguno más en la fiesta; conocí a la novia de tu nieto, me pareció muy correcta, de corte inglesa, aunque esta decisión no me corresponde a mi decirlo, ¡pero me gusto! ¡Que coño…¡ algo podemos decir los abuelos…, sin decisión, en el gusto que es muy particular de cada uno. Comimos y chocamos copas y brindamos por ti con cava, te recordamos con todos tus bienes y defectos, cada uno saco el defecto que más entendió que tenías, pero te recordamos, cuanto me hubiese gustado verte sentada y oírte un chascarrillo sobre los nuevos comensales, seguro que nos hubieses cantado tu jota de la Vida del casado:

Dicen que cazar, casar,
yo también me casaría,
si la vida del casado,
fuera como la del primer die.

—Que deslachao que soy, me entistece recorder esta jota—

Para la nueva pareja de tu nieto como novia en su vida de aparejamiento, al estilo más progre, siempre con tu sentido del humor, en nuestros tiempos era todo muy ceremonioso la presentación de novia o novio. ¡Cojones! con lo que me costó un beso. Sesenta y cinco años juntos.

Nuestros cuentos de María Sarmiento contados a niños en su día, hoy en día, serían para adolescentes con años, el mundo ha cambiado tanto con relación a nosotros que yo a mis años, tengo que hacer un clic en mi cerebro para actualizarme día a día, sin saber exactamente si la tecla que toco es la adecuada para actualizar o para borrar y si borro no sabes tú el trabajo que me cuesta recuperar lo borrado.

En el postre y copas cada una habla por hablar, hablaban de viajes la juventud, cada uno con su viaje más oriental de las mil y una noche, de golpe, uno se para y encarándose a mi me dice: padrí, dinos que país desearías visitar en tu mundo, de momento me quede perplejo, les conteste: sin saber si existe…, me gustaría viajar al cielo, al cielo Astral junto a ti. —Padrí este no existe— pues los otros ya no me interesan, los veo muy revueltos, no son para mí. Con viajar a Cervera del Río Alhama y poder tomarme un chiquito con algún amigo me siento compensado.

—Espera, no tengas prisa para llegar donde estoy yo, se esta bien, no nos duele nada, el mundo lo percibimos, la familia la protegemos, los amigos se nos acumulan dónde estamos y el descanso es ilimitado, no te des prisa que ya llegará tu momento y seguramente en el momento más oportuno. En este mundo todo tiene su fin incluso la Sagrada Familia de Barcelona de arquitecto Gaudí, que mira que lleva años en construcción, no creo que tú la veas con tus ojos terminada. Te acuerdas cuando todo este tinglado de visitantes eran volátiles, tú y yo subimos a las cuatro torres de la fachada del Nacimiento, la de Gaudí, no sé si también subieron los hijos, no me acuerdo, lo que si me acuerdo es que había muchas escaleras y muy poca gente; ahora por lo que veo sin ver, son muchos guiris haciendo cola para ver la Sagrada Familia para percatarse de la importancia, no de un Dios, no importa, de un arquitecto que murió atropellado por un tranvía de Barcelona y pobre como una rata, pidiendo dinero para las obras de su Sagrada Familia.

Si lo sé, me despisto, diría que me pasa lo mismo que a ti, eso sí en lo Astral, el soplo-vaho en muchos momentos activos de no ver ni de oír ni de hablar, se me escapa todo el sentido del relato y me puedo pasar del rojo al azul con una espontaneidad increíble, empezando el relato en un cuento y terminando en una simple nada, a veces me digo a mi misma será que dichos soplos-vahos, son imaginativos… no quiero pensar que así sea, yo a ti y familia os percibo y a los amigos ni te cuento, sabes lo que te digo que te vayas de paseo con un pastor que te saque a pastorear con la Dula.

La foto de grades recuerdos, dicen que el presente es lo que vale, totalmente verdad pero de viejo el recordar es vivir y de joven el planear tu futuro, tanto si llegas como si no llegas, es poder en su momento volver a recordar. Piensa la vida es un soplo. Te lo dice un soplo-vaho astral. Con experiencia—


LA CIGARRA Y LA HORMIGA

Cantando la Cigarra
pasó el verano entero,
sin hacer provisiones
allá para el invierno.

Los fríos la obligaron
a guardar el silencio
y a acogerse al abrigo
de su estrecho aposento.

Viose desproveída
del precioso sustento:
sin mosca, sin gusano,
sin trigo y sin centeno.

Habitaba la hormiga
allí tabique en medio,
y, con mil expresiones
de atención y respeto
la dijo: — “ Doña Hormiga,
pues que en vuestros graneros
sobran las provisiones
para vuestro alimento,
prestad alguna cosa
con que viva este invierno
esta triste Cigarra,
que, alegre en otro tiempo,
nunca conoció el daño,
nunca supo temerlo.

No dudéis en prestarme,
que fielmente prometo
pagaros con ganancias,
por el nombre que tengo.”

La codiciosa Hormiga
respondió con denuedo,
ocultando a la espalda
las llaves del granero:

–“¡Yo prestar lo que gano
con un trabajo inmenso!
Dime, pues, holgazana,
¿qué has hecho en el buen tiempo?”

–“Yo–dijo la Cigarra–
a todo pasajero
cantaba alegremente,
sin cesar ni un momento.”

–“¡Hola! ¿conque cantabas
cuando yo andaba al remo?
pues ahora, que yo como,
baila, pese a tu cuerpo.”

                Fabula: Félix María de Samaniego

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